martes, 29 de mayo de 2007

De la oruga a la mariposa,


Esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya Filipenses 3:20-21



La transformación progresiva de una oruga en mariposa (ese proceso se llama metamorfosis) es una hermosa imagen de la vida de un creyente. La oruga se arrastra por la tierra y come hojas. Luego se encierra en su capullo como en un ataúd y espera inmóvil e inanimada. Después de muchos días, el insecto se libera de su caparazón, despliega sus alas al sol y vuela ligeramente, alimentándose del néctar de las flores. Es una nueva vida, sin embargo es el mismo insecto. Para salir de su capullo, el insecto se entrega a una lucha laboriosa. Si se intenta ayudarle rompiendo su capullo, en seguida sale, pero como es demasiado débil para volar, pronto se muere. Su lucha para liberarse de su envoltorio es indispensable para su desarrollo físico y su supervivencia.Nuestra vida de creyentes en la tierra se parece a la de una oruga. Luchamos para atravesar las diversas pruebas, de las cuales Dios se sirve para desarrollarnos. Estemos seguros de que Dios las emplea para hacernos crecer y acercarnos a él. Si nuestra existencia terrenal es sufrida y triste, debemos recordar que un día, sin ningún esfuerzo entraremos en el cielo con un cuerpo lleno de vida y hermosura, un cuerpo semejante al de Jesús resucitado.“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida” (Santiago 1:12). .
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Mujeres con Vision y Poder

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